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POR: AMNELLYS RIVERA SOTOPlumas, lentejuelas, encajes, pelucas delirantes y sensuales movimientos provenientes de mujeres con cuerpos generosos que encandilaban a más de uno en sus presentaciones, es a lo que en “aquellos tiempos”, se le llamaban “vedettes”.
Desde los años 60 ya existían estas exuberantes bailarinas que además de ser la imagen que desconocidos llevaban a sus mentes cuando cerraban los ojos y se relamían, posaban para las portadas de revistas de la época que muchos escondían debajo del colchón. Sin embargo, en este artículo pretendo recordar a dos latinas que impactaron al público en la década de los 70 y 80, invadiendo las pantallas y los lentes con sus naturales cuerpos, en un mundo más lejano a los cuerpos forzados por el photoshop y las cirugías.
Olga y su deseado violín
Una que inspiró fantasías ardientes que todavía causan rubor a muchos cincuentones y que solamente el temblor de 1985 en México pudo apagar, fue Olga Breeskin, para quien el vedetismo que acaparó la vida nocturna en los 80, ya es historia. “Súper Olga”, como también suelen llamar a quien ha sido considerada una de las más grandes representantes de esa actividad en latinoamérica, explicó que ningún artista o empresario invertiría actualmente en un espectáculo de esa índole como sucedía hace 30 años, ya que ahora son las modelos o celebridades, las que están de moda. Por ello, para Breeskin han quedado atrás los tiempos de las grandes vedettes que ahora sólo forman parte de la historia del espectáculo en el mundo, historia en la que ella fue uno de los símbolos más importantes.Actualmente Olga luce renovada, dejando atrás los años difíciles de una mujer que de repente se encontró frente al espejo con el inexorable paso del tiempo, el mismo que no perdona y que la hizo sentirse en el olvido, por lo que estuvo a punto de protagonizar una muerte decadente y nada gloriosa. Luego de aferrarse a la fe cristiana, encontró la respuesta a muchas de las cosas que la tenían pasando por una terrible depresión. Aún Breeskin y su inseparable violin se presentan por suelo estadounidense, donde este símbolo de la vida nocturna, de la belleza y el arte reside desde hace muchos años.
Ahi viene Iris Chacón….
Otra que fue un icono de la sensualidad y una de las estrellas del espectáculo más representativas, fue Iris Chacón conocida como La Vedette de América. Para la generación de padres y abuelos latinos, la Chacón es recordada como una chica de perfil bajo que sin caer en la vulgaridad, derrochaba elegancia en cada baile que realizaba, forjando donde quiera que se presentaba un “nalgatorio nacional”.
Su popularidad experimentó un auge que traspasó las fronteras de Puerto Rico gracias a su programa, El Show de Iris Chacón, que fue retransmitido en 15 países de américa latina, siendo uno de los más populares en toda esa región, con tal éxito de audiencia que se mantuvo en pantalla durante más de una década. Lo cierto es que la Vedette de América quien actualmente, lleva tres décadas de feliz matrimonio con el músico Junno Faría de cuya unión nació su única hija Katiria Bárbara, abogada de profesión, solo hace alguna que otra aparición pública a veces en actividades de la comunidad gay, en las que aún se puede apreciar su irrepetible sacudir de caderas. No obstante, esta siempre será recordada por su famoso “Coolant” y su pegajoso “opening”, que acompañaba con sus coquetas coreografías en las que sus bailarines la solían elevar por los aires con su pelo rojo encendido, mientras cantaban: !!!Ahí viene Iris Chacón!!!…. Dicen que para ese entonces la población aumentó. Y es que la Chacón no solo ha sido la inspiración de los inmitadores y travesties que bailan y se visten como ella, también para muchas amas de casa, que luego de verla en su programa, tomaban el palo de escoba y no precisamente para barrer, sino para cantarle a sus maridos, “si tu boquita fuera de mayonessa”. Lo cierto es que mi madre fue una de esas, el resto es historia, aquí estoy yo, escribiendo para ustedes…
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