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20120815_ASI_EDDIE_LM_2El saxofonista  Eddie  Pérez   López “La Bala”  fue  un  hombre  de pocas   palabras, ya  que   con su  contagiosa sonrisa     lo expresaba todo. Desde   su esquina  ya  fuera     en Cortijo  y su  Combo  o  en   El Gran  Combo  de  Puerto  Rico realizaba  un     peculiar movimiento  de  hombros  que   comunicaba   su   felicidad  por   soplar   con  fuerza  el instrumento que  tocó   por   más de  medio  siglo.  

Según informó su hija Mariel Pérez, el pueblo podrá rendir su homenaje el domingo, 1 de septiembre   en la Parroquia María Auxiliadora de Cantera. La urna con sus restos estará expuesta desde las 2:00 p.m. hasta las  4:30 p.m. Luego, comenzará la misa. El último deseo del músico fue que fuera sepultado en el Cementerio Santa María Magdalena de Pazzis, en el Viejo San Juan, reveló su familia. 

En   la  mañana  de  ayer, el  músico  que  en los  últimos   meses  enfrentó   varias complicaciones   de salud,   se despidió de  su   cómplice de   vida:  su  saxofón. 

“La Bala”    murió     a los   77  años por  una  sepsis (infección bacteriana)  en el Doctor's Hospital  en Manatí   donde fue ingresado esta semana para amputarle su pierna  izquierda. En diciembre   del  año  pasado  se  le  había   amputado parte   de su  pierna  derecha en esa  misma   institución.

 Desde  ese  entonces confiaba   en  poder colocarse   una  prótesis   que le permitiera  volver   a caminar. Sin embargo  su  salud   empeoró  y  su  “corazón       no pudo más”, según expresó    su  hija   Mariel  Pérez, fruto  de su matrimonio con Enid Collazo. Además  le sobreviven  sus  hijos  Eddie Perez Jr y Myredi Pérez.  

 “La verdad es que  no estábamos preparados para esta perdida. Papi fue un luchador pero su corazón no pudo más. Su más grande amor fue al  pueblo y a  El Gran Combo”, sostuvo  Mariel a   El Nuevo Día.

 Mientras  que  su  hijo    indicó  que  “lo recuerdo  por  su  humildad y eso es lo  más  importante en este   momento  tan  duro”.

Última entrevista a "La Bala" Pérez

Cabe destacar,  que  el amor  que el músico profesó    al  saxofón  nació desde     sus  primeros años  cuando  su padre  lo llevó a  tomar  clases   como tributo a la orquesta del cantante Joe Valle. Las clases   eran en Santurce  cerca  del  hogar donde  se  crió. 

Así  fue  puliendo su  talento   a  través  de sus  estudios  en la  Escuela   Libre de Música de San Juan y en la Central High. 

Su paso   breve  por  la  Orquesta de César Concepción  le  mostró esa  primera experiencia laboral  con una  agrupación de renombre. Sin embargo,   su  salto   a la  fama   lo   consiguió al ser  reclutado en 1954  por  Rafael  Cortijo para  la  agrupación Cortijo  y  su  Combo.  

    El   saxofonista   junto a Ismael Rivera, Roy Rosario, Martín Quiñones, Rafael Ithier, Héctor Santos, Mario Cora, Sammy Ayala, Roberto Roena, Miguel Cruz, Kinito Pérez y   Cortijo  marcaron un  hito  en nuestra  historia  musical como eje inicial  para  el  desarrollo  de  la salsa  en Puerto Rico. Su  sonoridad  era  única  y novedosa en esa  época. 

“La Bala” tocó el saxofón durante casi  ocho  años  en la   agrupación de  Cortijo.  Sin embargo,   esa  no fue   su  única   aportación en el combo, también fue corista. En el  grupo  su  voz  se distinguía por sus matices agudos y femeninos. 

Hacia la Disertación

Voz  que   silenció  a partir  de 1962  tras  las memorable  reunión liderada   por   Ithier en la Calle Refugio  en  Miramar, Santurce  donde   nació  la institución salsera El Gran  Combo  de  Puerto Rico. A  partir  de   ese entonces,   “La  Bala”  se concentró en darle  voz al  saxofón, convirtiéndose además  en el otro  miembro fundador  del grupo  junto a Ithier.

 Entre líos

    De  hecho, la  relación  entre ambos  constituía   un vínculo  de  amistad  de más   de  60  años. Fue  el propio  Ithier  quien  narró  en entrevista publicada  en   El Nuevo Día  que el  padre   del saxofonista, Mariano Pérez  en sus  últimos  días  le  pidió  que  velará  y cuidará  a  su  hijo. Historia  que   además   confirmó  el  vocalista  de  los  Mulatos  del  Sabor, Charlie  Aponte, quien se encuentra   junto a la agrupación en   Colombia   para  unas presentaciones   en Bogotá   y  Medellín. Los mulatos   se  presentan hoy  en  la Feria de las flores en Medellín.  No  será  hasta  el domingo  que   la  Universidad de la Salsa llegue  a  la  Isla para  dar  el  pésame a  la  familia. 

“Rafa  lo sacó  de  su  casa   con el  permiso  de su papá. El papá  le dijo que  lo cuidara y  se  lo puso   en las manos  y  le  dijo  ‘ese  es  tu hijo’. En los últimos  57   años que  van  eso fue  así”, reveló  Aponte compungido sobre la partida de su  compañero  de  40  años     en entrevista  a Noticentro. 

Esa promesa de protección se  vio  empañada    en los  últimos   meses     por  las  controversias   que  ambos protagonizaron cuando el  saxofonista   alegó  en enero que  había  sido despedido  a través   de una  carta de  la corporación EGC, Corp. que opera a la agrupación y que fue registrada en 2011 por Ithier como presidente y fundador, Luis Maldonado (tesorero) y Willie Sotelo (secretario). 

 Tras   ese  alegato, Ithier reaccionó  y  aseguró  que  fue  “una vil mentira, ni sé quién se lo inventó. No he despedido al señor Eddie Pérez ni he pensado en despedirlo”.

 De igual forma,    salió  a relucir   que  el saxofonista  no pudo  tocar  en el  concierto  del 50  aniversario   en  noviembre   de 2012, porque  supuestamente   no lo dejaron  ante  su  condición  médica. De hecho, Ithier  expresó   que el músico  tendría   las puertas abiertas  para   tocar  en la  agrupación con  una  certificación médica. 

La disputa llegó   al  tribunal   en abril cuando el   saxofonista entabló  una demanda   por incumplimiento de contrato y despido injustificado, así como daños a su reputación y buen nombre y angustias a la  corporación   EGC. que  opera  al  grupo.   

“La Bala” pedía una indemnización de $66,329, correspondientes a seis meses de sueldo; $382,671, correspondientes a tres meses de sueldo por cada año de servicio, y $500,000 por daños.  La demanda  sigue  activa   en el  tribunal.

    Este  diario intentó  comunicarse  con el  licenciado Moisés Ávila Sánchez   representante legal  del músico, pero  nunca  contestó.   

   Entretanto las   complicaciones  de salud    se sumaban  a  la vida  de “La  Bala”, cuando en mayo fue  recluido  a  la  sala  de intensivo  del  Hospital Presbiteriano. De manera  sorpresiva, Ithier  y todos   los  mulatos  lo visitaron al hospital en un gesto  de solidaridad y  hermandad.  

  Al principio de la disputa con Ithier, el saxofonista alcanzó  uno   de   sus  sueños,    lanzar  en enero su  libro autobiográfico Una bala, dos combos y una vida,  en el que narró  sus  experiencias  musicales y  por  el  que se recordará.  

 

 

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Por loveo

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