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Delvin Rodríguez ve su cita del sábado contra Miguel Cotto en el Amway Center como "la oportunidad de mi vida", pero para Cotto es otra cosa — se trata de una última oportunidad para volver a la relevancia en las conversaciones boxísticas y al panorama en el mundo del "pay-per-view", razones por las cuales el martes se vio a un ex tres veces campeón concentrado, en mejor forma que nunca y hablando muy poco.
Pero las acciones de Cotto, y las de su esquina, revelaron mucho más que sus palabras el martes sobre los cambios que se han hecho desde julio, cuando el legendario Freddy Roach tomó las riendas de su entrenamiento reemplazando a Pedro Luis Díaz, quien salió del panorama y sin muchos bombos, ni platillos.
Cotto llegó a su sesión de entrenamiento frente a los medios con un perrito y rodeado por su familia. Habló muy poco con los fanáticos presentes y, a pesar de estar rodeado de cámaras, se enfrascó en su rutina con una energía que no es vista en eventos como este, que son un mero "show" para la prensa.
Tras perder en sus últimas dos salidas, y de manera convincente, contra Floyd Mayweather Jr. y Austin Trout, Cotto ha decidido dar una vuelta más. Una vuelta que podría devolverlo al sitial que tuvo hace tres años y hacia el umbral de un retiro como gloria y no como el boxeador de lo que pudo ser.
Si Cotto hubiera colgado los guantes tras el combate con Mayweather, toda la afición lo hubiera entendido. Pero decidió medirse a Trout. Decidió que no estaba convencido que el final había llegado.
Tras la derrota contra Trout en diciembre, en dónde ni siquiera la ventaja de pelear en "casa" en el Madison Square Garden de Nueva York lo ayudó, el "comeback" se convirtió en una misión.
El veterano cronista Jesús "Chú" García, en una columna en el periódico puertorriqueño El Nuevo Día, dijo muy sabiamente que la contratación de Roach ha logrado que el mundo boxístico acapara más atención que el oponente de Cotto.
Quizás eso es por diseño.
Roach, cuyas andanzas en el boxeo y su éxito es más que reconocido, el martes estaba más que sonriente mirando el trabajo de su nueva monta. Al igual que para Cotto, esta quizás sea la última vuelta para Roach, quien padece del Mal de Parkinson, pero cuyo conocimiento del cuadrilátero sigue tan firme como siempre.
Y es así como el hambre y el sufrimiento se juntaron. Cotto necesitaba credibilidad y Roach necesitaba un nuevo proyecto.
El resultado final de este experimento se verá en el ring el sábado. Y aunque podemos estipular que Rodríguez no tiene el trasfondo, ni las herramientas que tiene Cotto, el ex campeón boricua tiene mucho más que perder que el veterano dominicano. Si no ejecuta, no hay más especulación sobre Canelo o Maravilla Martínez.
Y en boxeo, las sorpresas existen. Pregúntele a Manny Pacquiao cuando se encontró con el guante de Juan Manuel Márquez o a Mike Tyson cuando fue derribado por Buster Douglas en Tokio.
Hay muchas fichas sobre la mesa en estos momentos, pero al menos en el pasado reciente, Cotto no había tenido que decir "all-in"
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