<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-7302061392394882"
crossorigin="anonymous"></script>
Es feliz quien nada retiene para sí.
San Francisco de Asís
La vida no es una línea recta, no. La vida tiene cuestas, curvas y hasta pendientes peligrosas. Es más, está llena de caminos imprevistos que a veces estrujan el alma y le dan un vuelco a nuestro ser de 180 grados.
Luis Penchi se topó con una confluencia que unió cada pedazo de su existencia y lo llevó hacia lo que experimenta hoy: una revolución interna, una explosión de cambios, un volcán de sensaciones.
Penchi decidió enterrar la soberbia, la fama y el poder que ostentó como periodista por muchos años para darle paso a su nueva vida como monje franciscano.
Está en plena transición, pero todo el que lo conoce se da cuenta de que es otro.
Ha sido intenso, confiesa. Y la disciplina que le espera será fuerte.
Pero está feliz. No hay marcha atrás.
Hará votos de pobreza, de castidad y de obediencia. Dormirá en el piso. Caminará descalzo. Orará por siete horas al día. Vivirá para ayudar al prójimo, para elevar su espíritu y para abrazar la austeridad.
“Mi vida de ser grande se acabó. Mi vida de periodista, de ser famoso, se acabó. Yo voy a ser un fraile, como Francisco de Asís”, reveló Penchi a Primera Hora con una voz suave.
Más...
<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-7302061392394882"
crossorigin="anonymous"></script>