<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-7302061392394882"

     crossorigin="anonymous"></script>

Es una dura lección que cientos de mujeres han  aprendido con sudor y lágrimas alrededor del mundo, ¿qué tan seguro es compartir fotografías eróticas y grabar videos sexuales con una pareja?

Chile no ha estado exento de casos en que una mujer ve vulnerada su privacidad, de una de las formas más humillantes, como lo es el ser exhibida totalmente desnuda ante los ojos de curiosos de la web, y bien se recuerdan casos emblemáticos como los de Mariana Marino -donde aún se investiga la posible responsabilidad de su ex, Rony Dance en los hechos y este mes debieran conocerse los resultados de la investigación-. “Es la denigración total como mujer”, fue una de las declaraciones que, pasado el tiempo y habiendo procesado en algo el shock inicial, la modelo argentina dijo en entrevista con el periodista Francisco Saavedra.

Holly Jacobs (29 años) vivió en carne viva esa denigración, aunque, lamentablemente en su caso, ésta se extendió durante años acompañada por amenazas anónimas (ella acusa a un ex pololo), que se materializaron entregando fotos y videos de ella a sitios pornográficos de la web y los mismos correos de compañeros de trabajo y amigos.

“Revenge porn”, se llama la pesadilla de Jacobs, y es el nombre que se le ha dado a esta especie de “pornografía de venganza” que cientos de ex realizan en su país, EE.UU., subiendo imágenes de antiguas parejas, sin el consentimiento de éstas,  a sitios especializados de internet, creados para despechados.

Es un verdadero negocio que no ha escapado de denuncias y cierres obligados, pero gracias al anonimato y viralización que entrega internet, no ha podido ser doblegado y, lo más probable, es que las imágenes de las víctimas jamás desaparezcan del ciberespacio.

Holli Thometz (hoy Holly Jacobs) mantuvo durante unos meses una relación con Ryan Seay, un hombre con quien, asegura la mujer, ha sido la única pareja con la que alguna vez compartió fotos de ella desnuda, hecho del que hoy se arrepiente profundamente.

Tiempo después de terminar, para el Año Nuevo del 2009, Jacobs recibió la llamada de una amiga avisándole que debía entrar urgentemente a su perfil de Facebook y cambiar su contraseña, ya que alguien había reemplazado su foto de perfil por una de ella, totalmente desnuda.

Inmediatamente ingresó, pero la foto había sido removida, y no dudó en llamar a su ex, quien, aparentemente sería la única persona que podría manejar ese tipo de imágenes. Él lo negó. “Desde ese día googlié mi nombre constantemente, porque sabía que él podía ser capaz de hacer algo como esto”, comentó la mujer, de Florida, al blog BetaBeat del New York Observer.

Efectivamente, meses después de sospechar lo peor, encontró en internet, a través de su nombre, varias fotos de ella en situaciones sexuales, como parte del contenido de páginas de “revenge porn”.  Junto a éstas y su nombre completo, se agregaban datos como su correo electrónico, un pantallazo a su perfil de Facebook y comentarios de cuán “suelta” era.

Hacia la Disertación

Fue como un golpe en el estómago, una baja de presión y la serie de emociones de impacto que solo puede provocar una vulneración de este tipo, que escapa del control de quien la sufre.

Días más tarde, una mañana, Jacobs -que trabajaba como ayudante de profesor en una universidad- recibió un escalofriante correo, desde una dirección creada con su propio nombre y que traía adjunto varias imágenes de ella desnuda. “Mantente en contacto para hablar de estas fotos. También existe un video bueno”, decía la misiva. La angustia creció cuando leyó, más abajo, los correos electrónicos de sus compañeros de trabajo y de su jefe, junto a la pregunta “¿ellos han visto esto?”. Una hora más tarde, recibió otro mail que le alegaba por no haber respondido al anterior, amenazándola de que si no contestaba, comenzaría “con la distribución”. La cruel advertencia se cumplió y tres días después no solo sus colegas vieron las fotos; su cuerpo desnudo se había convertido en viral.

Jacobs buscó al ayuda de una abogada y de la policía, que le dijeron que no podrían hacer nada por ella, debido a que sus fotografías correspondían a cuando ya era mayor de edad. Completamente sola, terminó renunciando a su trabajo, cuando una llamada anónima informó que “un profesor se masturbó para sus alumnos y subió el video en internet”, mientras su acosador subía la grabación a la web, nuevamente, con su nombre y apellido.

Como las secuelas de un thriller: Sus fotos el día de su tesis

Sin nadie a quien acudir para dar término a su calvario, Jacobs se dedicó personalmente a escribir página por página, pidiendo que sacaran sus fotos, mientras creaba sitios con su nombre, que tuvieran fotos normales de ella, de forma que ojalá en Google aparecieran antes éstos, que los de “revenge porn”.

Tuvieron que pasar años para que, recién en febrero de 2012, retomara su vida. “Me di cuenta que esto es lo que él quería que hiciera”, dijo acerca de sus cientos de días dedicados a borrar el daño que le habían hecho. “Él quiere que gaste todo mi tiempo viendo mis resultados de Google, en vez de seguir con mi vida, ser libre, comenzar una buena relación y terminar mi doctorado”.

Con esta nueva energía, Jacobs creó el End Revenge Porn, un sitio online de apoyo a las víctimas del “revenge porn” que le ha permitido unirse a otras mujeres que luchan por la causa de buscar ayuda legal que permita castigar a quienes dañan la vida e imagen de una persona.

Pero así como las películas de terror tienen sus secuelas, su enemigo no se olvidó de ella, y volvió a acosarla justo el día en que presentaba su tesis frente a la Asociación Americana de Psicólogos, publicando nuevamente sus fotos desnuda, junto con la hora y lugar de la defensa frente a la comisión. “Incluso tenía un sumario de las cosas que hablaría en mi presentación. Ponía algo como ‘por qué no van a mirar y ven si tiene sexo con ustedes por dinero, porque claramente ese es su trabajo’”.

Harta, se retiró de la defensa, asegurando que su seguridad estaba en peligro y luego, acompañada por su madre, llegó hasta la oficina de un senador que le permitió ser recibida por un fiscal de su Estado. Sentada frente a seis personas que esta vez si estaban dispuestas a ver cómo podrían ayuda, la mujer no pudo contener las lágrimas. “Por fin alguien iba a hacer algo al respecto. Fue una gran sensación de alivio”.crop_pornografia-venganza-130511

<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-7302061392394882"

     crossorigin="anonymous"></script>

Por loveo

Deja una respuesta

Social Media Auto Publish Powered By : XYZScripts.com