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Anoche, durante la primera hora de la 84ta entrega de los premios Oscar, hubo un momento en el que llegué a pensar que The Artist, la favorita de esta temporada,  no cargaría con la estatuilla a la mejor película. Hugo, la otra fantástica oda al cine mudo, dirigida por Martin Scorsese, comenzó a ganar las categorías técnicas -como cinematografía, mezcla y edición de sonido-, lo que para muchos significó que podían darse sorpresas durante la velada, y las hubo, pero no en las categorías que quizá queríamos.

Al final, The Artist sí se alzó con el máximo galardón que se le otorga al séptimo arte, la primera producción extranjera en lograrlo en la historia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. Como si eso fuera poco, el largometraje además se llevó mejor director, para Michel Hazanavicius, mejor actor, para Jean Dujardin (el primer actor francés en recibir el premio), mejor vestuario y mejor banda sonora, para un total de cinco Oscar.

La cinta de Scorsese también cargó con cinco Oscar pero la mayoría de ellos fueron en categorías técnicas. Además de las mencionadas, también ganó mejor dirección artística y mejores efectos visuales, premio que entendía debía ganar Rise of the Planet of the Apes, pero pues, yo no soy parte de la Academia.

La gran sorpresa de la noche fue la victoria de Meryl Streep en la categoría de mejor actriz por su excelente actuación como Margaret Thatcher en The Iron Lady. Streep venció a Viola Davis, la favorita para ganar por su tremendo papel en The Help, lo cual dejó a muchos boquiabiertos, incluyendo a este servidor.  Sin embargo, vale recordar que Streep no ganaba un Oscar desde 1982 por Sophie’s Choice y su trabajo en The Iron Lady, aunque la película no es nada memorable, ella sí lo es.

El otro momento inesperado fue The Girl With the Dragon Tattoo ganando mejor edición. Esto resultó particularmente sorpresivo debido a que la cinta de David Fincher ni siquiera fue nominada a mejor película, y este premio se lo sueles llevar las que están incluidas en esa categoría.

Los Oscar a los mejores guiones fueron para Alexander Payne, Nat Faxon y Jim Rash, por The Descendants (adaptado) y Woody Allen, por Midnight in Paris (original). Allen no asistió a la ceremonia, lo cual no debe sorprender a nadie ya que el famoso director considera a estos premios frívolos y sólo asistió en el 2002 para rendirle homenaje a Nueva York tras los ataques del 11 de septiembre del 2001. Su amor por esa ciudad pudo más que su indiferencia por los Oscar.

Hacia la Disertación

Tal y como se anticipaba, Octavia Spencer (The Help) y Christopher Plummer (Beginners) ganaron en las categorías de actuaciones secundarias. El discurso de aceptación de Plummer fue el mejor de la noche, sincero y de corazón, convirtiéndose a los 82 años en el actor más viejo en ganar un Oscar. Enhorabuena, capitán Von Trapp.

La mayor sonrisa en mi rostro durante toda la noche se manifestó cuando Rango ganó mejor película animada. Era un Oscar que se esperaba pero aún así me dio mucho gusto. Rango era la única cinta que se distinguía por encima de las otras nominadas y la animación de ILM es sencillamente fenomenal. Creo que el hecho de que la victoria de Rango haya sido el punto máximo de mi nivel de emoción durante los Oscar dice mucho de cómo me sentía en torno ellos este año.

El gran robo de la noche fue el que le  hicieron a Emmanuel Lubezki en la categoría de cinematografía por su sensacional trabajo en The Tree of Life. Me consta (ya que los que la odian me lo recuerdan casi a diario) que la película de Terrence Malick tiene muchos detractores, pero incluso éstos aceptan que visualmente es una joya. Por algo la reducen a “un documental de National Geographic” o “Planet Earth”. El triunfo de Hugo, aunque mejor que ganase ella que The Artist, me fue de poca consolación.

¿Y Billy Crystal? Flojo, por no decir flojísimo. Luego de una introducción que parecía sacada de los MTV Movie Awards, el veterano actor fue como un huevo sin sal durante toda la velada. Los chistes que hacía se quedaban en el aire y muchas veces lo que se alcanzaba a escuchar en el teatro no eran risas sino silencio. La culpa no recae completamente en Crystal, sin embargo. También se llevan parte quienes les hayan escrito el libreto. La producción debió irse con los Muppets de anfitriones.

La buena noticia es que ahora falta todo un año para tener que volver hablar de los Oscar, premios que nunca complacen a todo el mundo. Esta vez me tocó a mí salir decepcionado, lo cual me resulta paradójico ya que no los guardo en muy alta estima.  Aunque no estoy de acuerdo con la victoria de The Artist, sí recibo con cierto beneplácito el hecho de que una película extranjera, muda y en blanco y negro haya ganado el premio. ¿A caso no siempre nos quejamos de que la Academia nunca apuesta a lo diferente? Pues ahí está, para que no digan. No es una mala película, sólo no la mejor que nos dio el cine en el 2011.

Y a ustedes, ¿cómo les fue con los Oscar?

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Por loveo

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