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Por Damaris Hernández / dhernandez1@elnuevodia.com
Luis Raúl siempre lo ha dicho: “No soy lindo, pero soy entretenido”. Afirmación que se hace más certera cuando se repasan sus 18 años dominando, como pocos lo han hecho, el arte del ‘stand-up comedy’ en Puerto Rico.
Y es que este actor, que ingresó al Colegio de Mayagüez a estudiar ingeniería química, jamás imaginó que viviría de provocar carcajadas. Su dominio de la improvisación y su agilidad para hacer de cualquier situación algo cómico han trazado el camino para convertirlo en uno de los dueños de los escenarios de la comedia en vivo.
Para sobrevivir en este medio y ganarse el favor y la empatía del público, Luis Raúl ha hecho de todo: desde vender ‘hot dogs’ en el Cine Teatro Río Piedras hasta probar suerte en Los Ángeles, la meca del cine.
Sus sombreros han sido muchos. Estos van desde el teatro infantil donde hizo sus pinitos actorales en obras como “Los títeres de Cachiporra”, “Pinocho”, “El mago de Oz” y “La brujita sin escoba”, hasta sus facetas en la animación de televisión en los desaparecidos programas “En casa con Luis Raúl”, “Qué es lo que pasa aquí, ¡ah!”, “Pa’ la cama con Luis Raúl” y “Anda pa’l cará”, entre otros.
Asimismo, ha trabajado en el cine como productor y actor, en comerciales y largometrajes.
Sin dudarlo, confiesa que aún le falta mucho camino por recorrer y que su sueño es “el anhelado crossover” en el género del drama.
¿Qué realmente disfrutas al actuar?
La conexión con la gente en un escenario en vivo. No lo cambiaría por nada.
Ingresaste al Colegio de Mayagüez a estudiar ingeniería química. ¿Cuándo es que te decides por la actuación?
Iba para el tercer año cuando dejé la ingeniería química porque me preguntaba: “¿Dónde voy a trabajar? ¿En un sitio encerrado?”. Eso no es lo mío. Siempre tuve inclinaciones artísticas hasta que decidí seguirlas y comencé a estudiar actuación. He hecho de todo para sobrevivir. Empecé en el teatro infantil aunque la gente no lo crea. Hasta que un día me di cuenta de que no me daba para vivir… y dije: “Que los niños se los lleve Remi”. La parte dura de esto es que aquellos niños son los que ahora me vienen a ver y cuando me dicen: “Ah, a usted lo vi en ‘Pinocho’ o en el ‘Mago de Oz’ ”, entonces me destruyen.
Después de esa etapa, ¿cómo exploras la comedia?
Calentaba al público en el programa de Silverio, lo hacía 15 minutos antes de salir al aire. Un día Silverio me pidió que le hiciera una actividad en una universidad. Le dije: “No puedo” y él insistió. Así me lancé a los leones.
¿En ese momento tenías noción de que podías hacer una carrera de eso?
Nada que ver. Jamás pensé vivir del ‘stand-up comedy’. Aún no lo puedo creer. Tampoco que la gente me reconozca por esto. Siempre lo he dicho: soy actor y hasta me molesta que me etiqueten como comediante.
¿Cuándo descubriste que podías vivir de la comedia al estilo ‘stand-up’?
Sin darme cuenta. Empecé en un café teatro, el Bodegón de La Fortaleza en el Viejo San Juan, y luego mis grandes temporadas fueron en el Café Teatro El Josco de Luis Vigoreaux. En giras de teatro llevo cerca de nueve años. Llegué a hacer ‘tours’ de competencia en los pubs.
¿Crees que hay un grupo de comediantes que puedan desarrollarse en este género?
Sí. Lo que pasa es que no han tenido la oportunidad pero respetan el género del ‘stand-up’. Otros piensan que pararse a decir cuatro malas palabras y dos chistes es ‘stand-up comedy’. Ese tipo de trabajo me ofende. porque lo que hacen es denigrarlo. Lo mismo sucede en la televisión, hay buenos talentos que recurren a la chabacanería por ganarse el peso.
¿Qué es lo esencial para poder ejecutar el ‘stand-up’?
Va a sonar arrogante, pero es simple: lo tienes o no lo tienes. Cuando estoy en un escenario, aunque lleve un bosquejo, me nacen muchas cosas de la interacción con la gente. Si no tienes eso, estás frito.
¿La autocrítica siempre funciona?
Sí. Si no tienes esa capacidad, tienes un problema. Sé todos mis defectos y virtudes, y a eso le saco provecho. Lindo no soy, pero sí entretenido.
En tu caso eso contrasta con tu personalidad, porque fuera del escenario eres introvertido.
Lo soy. La gente me dice: “Qué serio tú eres”. Claro, si me dices una pocavergüenza me voy a reír, pero me considero tímido.
¿Es por eso que asuntos personales como el incidente del botellazo (ocurrido en el 2007 en su residencia) lo manejaste y hasta te lo vacilaste?
Eso es así, porque cualquier cosa que te pase el único culpable eres tú como figura pública. Hay que enfrentarlo. Estaba en el show “Del bello y la bestia” con Raymond Arrieta, no era un momento fácil. Aproveché y lo reescribí porque la gente quería saber. Y se lo di al público, puse a mi compañero a destrozarme con el suceso y chivo liquida’o.
¿A raíz de eso eres más precavido a la hora de proteger tu intimidad?
Hay que cuidarse todo el tiempo. Uno mete las patas; son errores. Se tienen que enfrentar y el coraje es con uno mismo porque el que se metió en el problema eres tú. Ahora, con la tecnología, a los 30 segundos estás en las redes sociales.
¿Cuál es el primer personaje que creas para la televisión?
Fue Piquito en el programa “Fiesta” de Teleonce. Ernesto Concepción fue quien me dio la oportunidad. Piquito estaba rodeado de figuras como doña Luz María Rondón, Raulito Carbonell y Choco Orta. Le di las características del primer personaje que hice en teatro que era un fañoso y le copié el peinado de Juan Bobo que también lo había hecho. Al sol de hoy, la gente lo ama.
O sea, ¿que así también han nacido otros personajes?
Te diría que todos tienen algo de un personaje del pasado o de alguna persona que conozco. Desde Tito Párpados, El Bebé, Doctor Lamba, Junito Puppy Love, Mary Jane y Malín que las hice inspirado en mis primas de Nueva York .
Mencionaste a Silverio Pérez, ¿fue tu mentor en la televisión?
Sí, aprendí mucho. Me enseñó a ver más allá de la noticia política, a sacarle la parte cómica y parodiar. Estuve cuatro años en “Qué es lo que pasa aquí, ¡ah!” Tenemos una química increíble. Luego, estuve con él en radio y lo más reciente fue en el especial de televisión “El Reguero”.
¿Qué pasó con “El Reguero” porque, cuando se anunció, la expectativa era poderlo integrar a la programación del canal?
Fue un especial para probar. Vinieron todos los cambios administrativos en Telemundo y no se llegó a ningún acuerdo. Estoy disponible, pero no deseo que sea una atadura semanal porque viajo mucho.
¿Qué te frustra de la televisión local?
Que recurra a cosas viejas en horario ‘prime time’. Es ir para atrás.
¿Por qué crees que hay tan pocas comedias en nuestra televisión?
La contestación es simple: los dueños de los canales no son puertorriqueños y lo que exportan son producciones viejas. Lo que hacen son porquerías que no son internacionales ni universales y que no se pueden exportar. Hacen cosas con dos pesos para ganarse todo.
¿Por qué sucede esto?
Se perdió la magia de hacer cosas buenas, comedia sabrosa, picante, y sin llegar a lo grosero y faltarle el respeto al público. Nada es nuevo, todo está inventado. Desde que era pequeño había personajes de amantes, borrachos, homosexuales y nunca se les faltó el respeto. Toma de ejemplo a Shorty Castro que hacía a Ramoneta o a José Miguel Agrelot con Pasión; nunca cayeron en la vulgaridad ni en lo sexual.
¿Qué te preocupa del país?
La falta de respeto a la vida. Me da vergüenza ajena que la gente salga a la calle a matar por diversión. Es espantoso. No se puede culpar al que está arriba, al gobierno ni a los anteriores. Nunca pensé que la salud mental iba a llegar a un nivel tan deteriorado. Me hago eco de unas palabras de Luisito Vigoreaux de que hay que meter mano a las cortes, porque el policía hace su trabajo, llegan al tribunal y el buen criminalista te saca absuelto. Después salen haciendo muecas como si nada. Antes te decían ‘ten cuidado en una barra de noche’. Ahora tengo que tener cuidado en la Baldorioty, en la autopista, en la Kennedy…
¿Qué te falta por hacer?
Muchas cosas. Ahora es que te voy a matar. Lo que me interesa es el “crossover” en el drama o novelas. Claro, el cine es el séptimo arte al que hay que llegar.
Pero ¿te ves como protagonista de novela?
Por qué no… con este perfil tú lo dudas (ríe).
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