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Especial El Nuevo Día
Sentir la fuerza del tema ‘Latinoamérica’ de Calle 13 inevitablemente conmueve, transforma. Con esa letra en la cabeza y en el marco de la sosegada timidez que contrasta con el muchacho siempre descamisado y tan vocal, no pude resistirme a preguntarle: “¿Has leído ‘Las venas abiertas de América Latina’, de Eduardo Galeano?”.
La respuesta de René Pérez “Residente” no me sorprendió en lo mínimo. Tiene tres versiones de ese libro que le han obsequiado a través de su peregrinar latinoamericano.
“Galeano es uno de mis autores favoritos”, compartió. No extraña que mire a ese otro hacedor de palabras como alguien que, similar a él, parece mover su arte por el compromiso con la verdad (o al menos la que él defiende no importa a qué o a quiénes se lleve por delante).
En las postrimerías del 2011 y al hacer balance del trayecto del año, René no puede evitar mostrar las huellas de la satisfacción en su mirada.
“Fue un año súper productivo a nivel de aprendizaje durante todos los conciertos… las giras. Fue un año donde se triplicó a nivel masivo todo lo que veníamos haciendo. Si hacíamos un concierto de 5,000 personas, de momento se convirtió en un lugar de 20,000 personas”, explicó sobre el saldo profesional de los pasados doce meses.
Además de lo “cansón” que describe a este 2011 y el “mucho trabajo” que el calendario trajo a cuestas, René aseguró sorprenderse por la respuesta “unánime” que recibieron en Latinoamérica y por ser testigos de cómo el público cada vez crecía más en Europa. Fueron, al fin y al cabo, más de 100 conciertos los que brindaron.
Ese respaldo que los movió de ser un nombre local a uno que rebasó las fronteras gráficas representa, según el intérprete, un espaldarazo a la propuesta musical que Calle 13 ha venido moldeando desde hace un tiempo. La que define como “punk” por su esencia, pero que se distancia de las etiquetas por fusionar rap y world music.
El precio del discurso
“Hay gente que piensa que es fácil, viste, tener este tipo de propuesta porque es bonito enamorarse de una propuesta tan honesta musicalmente hablando y que defiende tantas causas sociales. Pero es difícil porque la manera de defenderla, al menos desde mi punto de vista, ha sido bastante vanguardista. No es la clásica causa social donde, por ejemplo, vas a una escuela, sino que he asumido posturas políticas que me han traído problemas”, reveló con la confianza que se entremezcla con la sinceridad que deja ver una vulnerabilidad tan de humanos.
Explicó que para complementar la esencia musical de Calle 13 y sus preocupaciones sociales ha usado todo tipo de vocabulario (desde la tarima, en su cuerpo, en camisetas y documentales, entre otros medios) “para reafirmar algo que no solo creo yo, sino mucha gente”.
Precisamente ese factor de ser una voz aguda hace que, a su entender, “todo sea mucho más complicado”.
A pesar de eso, para René “la honestidad se premia”, pero ésta presenta una serie de consecuencias con los auspiciadores y la radio. Y en ambos terrenos -claves para el acceso a las masas- los escollos no se han hecho esperar.
Sin embargo, eso no le quita las energías gracias a cuanto un artista puede lograr a través de la internet y, en su caso, vía la red social Twitter para promover sus andanzas profesionales y como foro de expresión sin límite.
De modo que, como es natural, sus críticas a líderes políticos y a una gama de contextos sociales de Puerto Rico y fuera del País le han ganado el respeto y los vítores de unos, así como el rechazo y la suspicacia de otros.
¿Llega el punto que tanta honestidad en un artista, que habla con tanta sinceridad, pese? Su contestación fue afirmativa, acompañada de un guiño de tedio en el rostro.
“Es como un triple trabajo, porque no es que somos unos artistas que estamos tocando cualquier cosa y de momento asumimos la postura social”, manifestó.
“A mí no me pasa eso, nosotros hemos tenido que asumir todo el peso de hablar de lo que ocurre en la música, de defenderlo en vivo con el público, defenderlo en las entrevistas, de estar bien informado”, detalló quien señala que, como una consecuencia de sus opiniones, “la gente también espera que no únicamente hagas conciertos, sino que cobres barato porque eres del pueblo, que montes escuelas porque hablas de la educación”.
Por tal motivo, René subrayó que “creo que el sacrificio de hablar de lo que hablamos y enfrentar tus ideas con las de otros en público es bastante (peso) como artistas”.
Sin embargo, la meta de “dar la milla extra” no se desvanece. “De ver de qué manera podemos aportar un grano de arena a lo que ocurre en cada país”. Ya no es Puerto Rico nada más, reflexionó quien aseguró que muchos en la Isla le han recriminado que se pase ayudando en Latinoamérica y Europa y que no venga tanto a su país.
No obstante, afirmó sentirse contento que en este punto “cada país te ve de ellos”. A eso precisamente atribuye que Perú “se ofendiera” por el accidentado concierto que empezó con horas de retraso tras su presentación el 3 de diciembre durante el cierre de la CELAC en Venezuela.
“Igual todo estuvo perfecto para mí, no con la tardanza, sino el concierto: 20 mil personas se quedaron. Lo que pasa es que la prensa lo exagera todo”, declaró.
Bolígrafo de la suerte
Gozar de un espacio de diálogo con jefes de estado y presidentes, entre otras experiencias, provoca que René confiese que a veces el terreno alcanzado sea alucinante.
“Llega un momento en que te ríes y diablo, hasta dónde hemos llegado con la música que empezamos en nuestra casa en Trujillo Alto, en la calle 13, y estamos aquí”, precisó quien asegura que en tales momentos aprovecha para hacerles preguntas a los presidentes sobre sus países, “algunas incómodas”, pese a que tengan ideas en común. Así, mientras su equipo de trabajo suda de nervios, entiende que a uno lo respetan más “por ser directo”.
Las colaboraciones musicales con diversos nombres han sido otras experiencias que han marcado a Calle 13, y para René una que no podrá olvidar es aquella con la cantora argentina Mercedes Sosa.
“Fue una persona especial que me transmitió ese cariño que sentía por Latinomérica”, reveló, quien además estima el junte con Rubén Blades.
Fue ese artista quien le regaló el que hoy considera su bolígrafo de la suerte, una pluma de tinta negra con la que compone, que vino de otro que utiliza la palabra como su arma. Con Blades afirma tener una conexión “medio de tío y sobrino” y que el panameño a veces hasta lo regaña “porque tenemos formas diferentes de hacer las cosas”.
Grandes cambios
Así las cosas, el 2012 representará un menor volumen de conciertos para viajar en su carácter personal y escribir. El nuevo año lo proyecta entonces como la preparación para lo que sucederá creativamente en el 2013, como el disco de su hermana, Ileana Cabra (PG-13) y un disco en inglés y otro en español para el grupo.
“Son cambios grandes y buenos que nos llevarán a otros lugares”, anticipó.
Quiere, además, crear un espacio para pintar y dibujar mientras escribe.
“Necesito juntarme nuevamente con el arte”, expresó quien para ello añora establecer un lugar en Nueva York, en la onda de La Fábrica de Andy Warhol, con varios pisos donde los artistas puedan hacer arte y “tratar de cambiar la cosa”.
Cómo no podría ser de otra manera.
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