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Por Manolin Silva
Una buena parte del mundo hispano ya está consciente de que Estados Unidos, en forma arrogante, se apropió del gentilicio "americano'' (el gentilicio de un país se deriva del nombre del país y su uso es tan importante como el nombre del país, Ej. Puerto Rico, puertorriqueño).
Much@s puertorriqueñ@s se sienten cómod@s y hasta felices, llamándole "americanos' a los nacionales de Estados Unidos. Otr@s (los menos) utilizan la opción de llamarles ''estadounidenses", que es lo correcto y justo. Y hay otr@s a quienes el asunto les parece insignificante. Empero, como habrán podido notar, la denuncia del robo del gentilicio "americano'' por parte de Estados Unidos es parte de mi agenda educacional y político-moral. Para mí ese es un asunto de dignidad social. Veamos ejemplos que nos ayudan a entender mi planteamiento:
"JESUCRISTO HOMBRE"
Hace algunos años, un individuo de Ponce, con un récord de conducta nebuloso, se convirtió en una figura de renombre en Puerto Rico. El individuo, que se llamaba José Luis de Jesús Miranda, se rodeó de una manada de incautos, fundó un "ministerio" llamado “Creciendo en Gracia” y adoptó el nombre "Jesucristo Hombre". Hábil manipulador de los medios, De Jesús Miranda logró que mucha gente comenzara a llamarlo con ese nombre blasfemo. Yo escuché a cristianos devotos referirse a este farsante como “Jesucristo Hombre”…cristianos que sabían que, a la luz de la biblia, el pronunciar en vano el nombre de Dios o el de Jesucristo es un pecado. De Jesús Miranda murió en el año 2013.
"MASSA"
Hace 200 años, en Estados Unidos, los dueños de esclavos y sus verdugos a sueldo, se autonombraron "Master", vocablo que, en español, significa "Gran Señor". Los africanos, cuyas lenguas maternas fueron prohibidas por los esclavistas, pronunciaban el título de sus propietarios como "Massa''. En Puerto Rico y en el resto de la América Hispana, los dueños de los esclavos se autonombraron ''Amos''. A veces, cuando los esclavos querían implorar algún favor o indulgencia a sus dueños, chiquiteaban el título y les decían ''Amitos". El uso de los sustantivos en diminutivo es común en Puerto Rico y otros países de habla hispana.
Los “massas” de Estados Unidos, por su parte, se referían a sus esclavos como ''boy", sin importar la edad que el esclavo tuviese. Para los massas, ''boy'' era un nombre común como "animal" o "caballo'', con lo cual ellos clasificaban al esclavo en un nivel de inferioridad antropológica. La estrategia de los esclavistas era de doble efecto: llamar a los esclavos por un nombre que los despersonalizara (“boy”) y arrogarse ellos (los amos) un título reverencial ("massa") que los elevara a la altura de semidioses.
A los esclavos no les quedaba otra alternativa que no fuera llamar a sus amos en forma reverente, porque, desafíar esa regla, podía acarrearle al esclavo dolorosos latigazos, ser vendido a otro amo y hasta la muerte. Pero, después de abolida la esclavitud, los africanos libertos, poco a poco, fueron dejando de llamar a los blancos por el título de “massa” y comenzaron a llamarlos por sus nombres de pila, aunque con cierto dejo de reverencia.
Si bien es cierto que la abolición de la esclavitud en Estados Unidos terminó con el reverencial título de ''massa"…el ''boy" no terminó enseguida, aunque, poco a poco, se logró que su uso (en forma racista) se prohibiera en el lenguaje administrativo o conversacional de oficinas e instituciones gubernamentales. Un caso de gran resonancia ocurrió en el 2007 en el Comité Demócrata Nacional de Estados Unidos cuando el cabildero puertorriqueño, Alvaro Cifuentes, se vio obligado a renunciar a su puesto en el caucus hispano de ese partido por haber llamado “boy” en dos ocasiones a un colega negro. El Presidente del CDN, Howard Dean, se reunió con Cifuentes, quien salió “ileso” tras su exabrupto racista y se quedó con el puesto que tenía dentro del Partído Demócrata.
LA IMPORTANCIA DE UN NOMBRE
Para terminar con un poco de gracia, les traigo esta anécdota. Un conocido líder deportivo de Fajardo tenía su nombre de pila como todo cristiano. Se llamaba Luis Delgado. Pero el pueblo fajardeño le había endilgado el sobrenombre de “El Múcaro” para hacer mofa de las facciones de Luis. El sobrenombre del deportista se volvió pintoresco y hasta yo mismo me referí a Luis muchas veces como “ El Múcaro” (a sus espaldas, por supuesto).
Un día yo me encontré con Luis y, como él estaba distante de mí, lo llamé para preguntarle algo respecto a un artículo que yo estaba escribiendo de él. En mi ajoro, lo único que me vino a la mente fue: “Oye, Múcaro”…No pude decir ni una palabra más, porque Luis, hecho una fiera, me increpó desde su carro: “A mí no me llames ‘Múcaro’, que yo soy hijo de un padre y una madre y ellos me bautizaron como Luis Delgado”. Yo acepté de buena gana su reacción y ambos procedimos con nuestra entrevista.
Estados Unidos no tiene madre, sino un montón de “padres fundadores”, pero igual que Luis Delgado y que el funcionario negro ofendido por Cifuentes, este país tiene un nombre. Y ese nombre no es América, sino Estados Unidos. América, en todo caso, es su apellido de “casado”, es decir Estados Unidos de América…un apellido de casamiento geográfico que el continente América también le otorga a otros 34 países que se asientan en el continente, desde Canadá, al norte extremo, hasta Argentina al sur extremo.
Aquellos que se sientan cómodos o felices de referirse a Estados Unidos como “América” y a sus nacionales como “americanos” o “Americans”, podrían aumentar su comodidad y felicidad diciéndole “Massa” a su patrono blanco, al gerente bancario blanco, al policía blanco o a cualquier blanco que encuentren en su vecindario o en la calle. Porque, a fin de cuentas…¿qué importa un nombre?
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