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Héctor Aponte Alequín / Primera Hora
De 12:15 a 1:15, el artista de origen cubano cantó, bailó, bromeó, habló con el público y hasta tocó timbales al protagonizar el segmento cumbre del evento Pitbull Planet Pit – Full Moon Dancegiving Festival 2011, en el que también se presentaron Dj Edward Maya y algunos integrantes del grupo de productores pop denominados Major Lazer.
Con apenas tres descansos de menos de 10 segundos, Pitbull interpretó temas suyos y ajenos sobreponiendo su voz en vivo a la de una pista en un volumen mucho menor, con el acompañamiento de coristas, una sección de percusión, una trompeta, un trombón y una guitarra eléctrica que dieron un nuevo sazón a su dance hip hop, como él lo ha identificado.
El efecto de este dinamismo, suministrado de forma similar a un “shot” de licor, se tradujo en un público eufórico que no paró de gritar, brincar y corear durante el show, pero que nunca aplaudió.
Y es que cuando Pitbull desapareció de la tarima, no había quedado claro si se había despedido o no, de manera que los espectadores se quedaron callados, a la expectativa de que el artista regresara. Pero luego de varios minutos, esa reaparición no sucedió. En cambio, personal de la producción desmontó los instrumentos y colocó música de Dj.
Así las cosas, la planicie central del estadio, abarrotada desde las 8:00 de la noche, se fue vaciando poco a poco a partir de la 1:30, haciéndose visibles miles de vasos de cerveza y glowsticks apagados en el suelo.
Todas sus etapas
“¡Como siempre, Puerto Rico, muchas gracias por estar aquí! ¡Quiero ver que todo el mundo en esta noche ponga la mano arriba, hasta el cielo!”, exclamó el solista luego de iniciar el espectáculo con Hey, baby (Drop it to the Floor).
De inmediato, pasó a entonar pedazos de las canciones Hello, de Dragonette, y Party Rock Anthem, de LFMAO, para luego hacer un recorrido por el “vintage Pitbull” de Miami Shit (2006), Shake it Up (2004), Ay, chico (Todo el mundo con la lengua afuera, 2004) y una pizca de Culo (2004), el cual repitió cerca del final.
“Miren a ver si les gusta esta parte de la canción”, dijo cuando le tocó el verso “Dale, muñequita, abre ahí, let it rain over me!”, del número Rain Over Me, cuya versión original incluye al cantante puertorriqueño Marc Anthony.
Al igual que en éste, Pitbull dejó en manos de la audiencia las partes que cantan otros artistas en sus temas, como más tarde fue el caso de On the Floor (con Jennifer López), I Like It (con Enrique Iglesias) y Tonight (con Ne-yo, Afrojack y Nayer), entre otros. Mientras el público coreaba, el artista se secaba los chorros de sudor de su calva, se quitaba las gafas y se las volvía a poner mientras brincaba y meneaba la pelvis hacia el frente.
Luego de unir Watagatapitusberry, Mr. 305 y Shake, señora, el intérprete se quitó la chaqueta y en un santiamén corrió hacia a las tumbadoras y los timbales.
“Hay mucha gente que conoce a Pitbull, a Mr. 305, a Mr. Right Now, a Mr. Worldwide, pero no hay mucha gente que conoce a Armando”, anunció antes de entonar la canción titulada en honor a su nombre de pila y dar rienda suelta al baile al ritmo del toquecito de son cubano que la orquesta le imprimió. “Esto es para los que dicen que yo soy tieso”, acotó al contonearse.
“He estado por todo el mundo, por muchos países, y no hay cultura que representa su bandera como lo hacen los puertorriqueños”, expresó al proseguir con I Gotta Feeling, de The Black Eyed Peas, y Maldito alcohol y Bon Bon & Panamericano Remix, al tiempo que una bandera de Puerto Rico se mostraba en la pantalla gigante ubicada al fondo del escenario.
Tras aludir a que las mujeres boricuas son “riquísimas”, preguntar si “Puerto Rico is crazy, yes or no?” y tocar los timbales al cantar Crazy y Tonight, Pitbull extendió los brazos hacia sus fanáticos para exclamar: “¡Latinos, pa’lante, y al que no le guste, que se vaya pa’l carajo”, sin imaginar que esta “despedida” no había sido comprendida como tal.
No obstante, el Full Moon Dancegiving Festival, producido por José “Pepe” Dueño, continuó con remezclas de Dj’s aprovechadas por los cientos asistentes que seguirían bailando en la pista del estadio Hiram Bithorn hasta entrada la madrugada.
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