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La Suprema Corte de México delibera este miércoles un proyecto que, ante el amparo interpuesto por un grupo de ciudadanos, podría abrir las puertas al uso recreativo de la marihuana.
Esta discusión se hace apelando a los derechos humanos de los ciudadanos que, en su capacidad de decidir entre lo que es bueno y lo que no lo es, podrían tener entre sus posibilidades de elección el consumir una planta que está arraigada en la cultura popular del país.
“La cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, marihuana que fumar”, reza una popular canción que data de los tiempos de la revolución mexicana.
A partir de 2006, México se enfrascó en una “guerra” en contra del narcotráfico, encabezada por el entonces presidente Felipe Calderón, y que se saldó con más de 80,000 muertos. En el mandato siguiente, el del presidente Enrique Peña Nieto, podría tener lugar una discusión que rompa con los paradigmas entonces establecidos.
El debate, más allá de que la Suprema Corte tome una determinación este miércoles o, en su capacidad, aplace la discusión para otra fecha, ya se ha puesto sobre la mesa.
¿Derechos humanos?
“La educación en México es muy distinta a la de Uruguay a ese respecto. En México a la marihuana se le ha criminalizado muchísimo yo creo que por lo mismo de la magnitud del problema del narcotráfico en el país. Acá pienso que la gente tiene una mente más abierta hacia la planta en sí y hacia el consumo”, dijo a Univision Noticias Carla del Real, una informática mexicana de 33 años que vive en Uruguay desde junio de 2014.
“Lo que se está discutiendo es un tema de derechos humanos. Se quiere ejercer la autodeterminación para que yo pueda con dignidad establecer cuál es el proyecto de mi vida. De eso se trata, del ejercicio de los derechos humanos que la Constitución y los tratados internacionales reconocen. Y se llevaron a un juicio de amparo por que la autoridad no estuvo de acuerdo en que los quejosos pudieran usar la marihuana.
“Entonces hay un juicio de amparo que ha estado en revisión desde la semana pasada y que por acuerdo de la Primera Sala lo pospusieron dejándolo en lista para que mañana miércoles se pueda analizar y se pueda decidir sobre el tema”, dice a Univision Noticias el constitucionalista Fabián Aguinaco, del grupo de abogados que encabeza la defensa de este proyecto y que lo llevó ante la Suprema Corte, donde quedó en manos del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
“La idea es que se despenalice, en términos de legalidad no es tan complicado, son cuestiones de palabras, pero eso que se despenalice y se legalice estoy completamente de acuerdo. También para fines médicos, para todo”, opina por su parte el profesor Salvador Mendiola, poeta y catedrático universitario.
La postura de la iglesia
“Yo creo que nuestra sociedad no está lista para algo así. Con la despenalización se va creando una conciencia laxa en donde parece que lo que se hace no es malo. Es decir, se pueden hacer actos malos sin recibir una consecuencia legal en este sentido”, dice por su parte el sacerdote José de Jesús Aguilar, representante de radio y televisión de la Arquidiócesis de México.
“Sabemos que todo tipo de drogas no solamente destruyen a la persona –añade–, particularmente todo lo que sean elementos como este tipo de drogas, afectan a las neuronas del cerebro, y más que afectar a las personas afectan a la sociedad. La experiencia que tenemos nosotros que trabajamos mucho con personas dependientes al alcohol o a la droga es que han deshecho su vida, la vida de pareja, de familia, y evidentemente esto es algo lamentable”.
La adicción
Por su parte, el académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México Manuel González Oscoy, señala que “la marihuana tiene la capacidad de crear los dos tipos de adicciones: la adicción física y la adicción psicológica. Sobre la adicción física, sabemos que el principal componente activo de la marihuana es el tetrahidrocannabinol y el ser humano como especie tiene receptores canabinoides en el cerebro.
“En cuanto a la parte psicológica, la marihuana es antidepresivo, es un euforizante en términos generales y esto, como todas las adicciones psicológicas, tiene una repercusión en el circuito dopaminérgico del placer. En la parte media del cerebro hay un circuito que cuando hacemos algo que nos gusta libera un neurotransmisor: la dopamina. Este circuito es la base de las adicciones en general, del placer de una manera más abierta. Esa es parte de la característica adictiva de la marihuana; no solo es la sustancia activa sino también sus efectos psicológicos, agregó.
"No sé si la sociedad esté lista o no pero los derechos humanos se ejercen con independencia de qué tan listos estemos. Muchas veces la libertad nos toma por sorpresa y no hay más que tomar el toro por los cuernos y salir adelante. Siempre hay que aprender a vivir con derechos", agrega por su parte Andrés Aguinaco, constitucionalista y también miembro del Centro Estratégico de Impacto Social (CEIS).
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