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El cantante, quien celebró 40 años de trayectoria musical, es indiscutiblemente una dádiva musical para Puerto Rico que merece todo el respeto del público.
POR AMNELLYS RIVERA
Aquellos que NO nos cansamos de escuchar a Glenn Monroig y lo vimos el domingo en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré de Santurce (Puerto Rico), manteniendo en alto un repertorio de exitosas canciones, podemos decir que probablemente se trata del artista más completo de la música popular puertorriqueña en los últimos 50 años.
La velada en la que estuvo acompañado de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Puerto Rico arrancó con partituras del repertorio clásico por parte de la agrupación, dirigida por Carlos Ávila y el pianista Franky Suárez, entre las que figuraron: Overtura carnaval de Antonin Dvorak, Questo o Quella de Rigoletto Verdi y Vesti La Giubba de Ruggero Leoncavallo’s.
Para hacer la transición de lo soprano a lo popular, el cantautor puertorriqueño inició su participación con Vivir para ti, tema de una de las mejores telenovelas de Puerto Rico y uno de los más profundos compuesto por él.
Risas y lágrimas “over and over”
Luego de interpretar el sencillo Cuando la lluvia cae, en la que prácticamente invocó a su padre, el compositor revivió la separación de sus progenitores, el inolvidable bolerista Gilberto Monroig, y su madre, Helen Jonas, mientras reflexionaba con un breve "stand up comedy" sobre lo vivido en su niñez junto a ellos. “Se murió Luis Raúl alguien tiene que hacerlos reír ahora", expresó provocando el aplauso automático del público, tras mencionar al fenecido comediante.
“Te quiero pa’”, le gritó una dama del público. “Ah, eso es bonito”, respondió el intérprete, mientras le pedían que se hiciera una foto con el público al estilo Ellen Degeneres en los premios Oscar. “¿Para qué? Si a mí no me quisiera ver nadie, yo sería yo mismo de todos modos… ¿Quién cara… es tan egocentrista y tan hedonista que se va a hacer un show de él mismo con su celular para fotografiarse”, dijo el músico.
Acto seguido: Su arreglista de forma jocosa le entregó un celular para que éste se hiciera el famoso “selfie” de espalda a un público que se integró de inmediato a la toma levantando las manos.
Y entre tema y tema, después de cada chiste y pequeño discurso, agridulce y sin pudor, como si hablara con los amigos que le conocen todas sus manías, pasar a lo que mejor -el nacido en Bayamón- sabe hacer: Cantar, abrirse y desbordarse en canciones con las que tantos han suspirado, como: Causa y efecto, Sin tu cariño, Y entonces volviste a herir, Causa perdida y Solo, entre otros.
Habiendo cumplido con tanto éxito con lo que le corresponde, casi con agresividad mostraba un desdeño a formas y modales, para hablar sin ningún pudor de su quiebra financiera, y anunciar sus próximos “guisos” como “una fiesta patronal para una voz que pide ayuda”. “Se montó Luis Raúl, se montó. ¡Salamaya! Que se me baje que no soy responsable de lo que pase de aquí pa” allá’, añadió el artista, lo que nuevamente arrancaba las carcajadas de los allí presentes. “¿Por qué uno vive como si se fuera a morir?”, preguntó. “Están jodiendo mucho allí”, continuaba con el vacilón.
Según demostró en su concierto, se trata de un ser que no permite más efecto que la risa, la que fusiona sin mucho esfuerzo con la nostalgia en unas melodías donde su voz y la orquesta de jóvenes profesionales, construían toda una pirotecnia musical.
Con una voz tan potente, limpia y de gran presencia, que el cantante sabe usar tan a su antojo, modulándola como si se tratara de una trompeta en los labios de un Chet Baker, o un Maynard Ferguson, Glenn cantó su himno Por siempre, como si fuera la primera y la última canción permitida
Luego de esa falsa despedida, volvió a pisar el escenario para seguir demostrando su sensibilidad y respeto a quienes en cada una de sus canciones le escuchan, interpretando los temas Corazón y Me dijeron con el que revolucionó la industria.
Al finalizar el concierto, tuvimos la oportunidad de hablar con el artista, quien al bajarse del escenario se trajo consigo la sinceridad genuina con la que interpretó sus temas.
“Estoy pleno, estoy lleno y para eso es que yo trabajo. Todo lo que yo hablo si no se refleja, son embustes”, señaló mientras explicaba porque sus shows son tan “maratónicos.”
“Llevarte de la lágrima a la risa y de la risa a la lágrima, over and over and over again, es algo improvisado, no hay libreto, es algo que mi papá me enseñó”, explicó.
¿Retiro?
“¡Jamás! Mis planes son seguir cantando hasta que me muera. Estoy trabajando en un proyecto, un disco de duetos bien bravo en el que va estar Ruben Blades y un montón de gente. Yo estoy empezando”, reiteró.
Glenn es indiscutiblemente un artista que desarrolla letras que son toda una narrativa en derredor del amor y que las acopla a una música compleja que parte del bolero, y que no dejan de calar profundo en el gusto popular.
Ante estas aseveraciones, musicalmente hablando, es inevitable recapacitar y pensar que a Glenn Monroig, quien celebró 40 años de trayectoria y es sin duda una dádiva a Puerto Rico, deberíamos tratarlo de “Usted y Tenga”…
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