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Mariply está “más pegá que un chicle en la brea caliente”, fungiendo de invitada en varios de los shows de televisión
en Miami. Sin embargo, habría que preguntarse: ¿en calidad de qué? Y es que el tiempo transcurre y los sueños de la modelo ponceña de
establecerse en Miami en un programa como talento fijo o con su propio espacio parecen diluirse. Lo único que sí sabemos es que, aunque no canta y no actúa, y su trabajo como panelista o conductora ha dejado mucho que desear, su presencia alegadamente le da rating a los programas.
Esto tal vez por sus acostumbrados escándalos, excentricidades y despistes, que para sus detractores la hacen un chiste convertido en mujer.
Claro está, haciendo honor a la verdad, su voluptuoso cuerpo engalana la pantalla y hace suspirar a muchos como cuando se sumergió con aquel diminuto bikini en el espumoso y repasado jacuzzi de El Gordo de Molina.
De igual forma, la hemos visto en el programa Noche de Perros, de la cadena Univisión, en el que los que allí laboran cada vez que ella hace acto de presencia más bien parecen una jauría de lobos hambrientos. En una de sus visitas al espacio vimos desde el técnico que le acomodó el micrófono hasta los integrantes de la banda El Recodo, quienes fungían de invitados, “acechando” a la sensual piel canela.
Por otro lado, en sus increíbles comentarios públicos siguen los desaciertos al inmiscuir a su hijo en asuntos que no debería. Por ejemplo, la pelinegra modelo alegó estar segura de que “criará a un macho y no a un mama’s boy”, ya que Joe Joe baila en el espejo y “se pone una media allá al frente (en su parte íntima) para terminar de rellenar eso”.
En resumidas cuentas, la participación de Maripily en los medios de comunicación va dirigida a los hombres, exponiendo sus fabricados atributos y nunca dirigiéndose a resaltar sus valores como empresaria, mujer y madre. Esa ha sido su carta ganadora, y ella apuesta a que en Miami le rendirá los mismos frutos que en Puerto Rico.
No obstante, son muchos los que opinan que es una figura “patética” que tiene sus días contados en la televisión miamense, porque su exposición no se debe a que posea talento. Simplemente, la ven como una figura controvertible que le gusta exhibir su cuerpo, pero que no tiene futuro en la pantalla chica.
La usan y la usarán, pero por el momento. Es como si el “boom” de Maripily en La Ciudad del Sol comenzara a desinflarse.
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