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Rosalina Marrero-Rodríguez / Primera Hora

Lo que comenzó como una infección a causa de un vidrio ha desencadenado una serie de complicaciones que ha implicado la amputación de cuatro dedos del pie derecho del transformista Alex Soto.

“Soy diabético hace unos años y se me enterró un vidrio en un pie y yo no me di cuenta”, contó Soto desde su habitación del Hospital Municipal en el Centro Médico, en Río Piedras.

“Vine en enero ocho por primera vez a Centro Médico; me hospitalizaron; tenía una pequeña celulitis. Me mandaron a mi casa como por siete días con antibióticos, pero sentía que tenía mucha molestia en el pie, aunque seguía haciendo el programa de Rubén (Sánchez)”, relató el también intérprete de “Tomasa”.

A partir de la remoción del vidrio, el dolor se tornó insoportable. Entonces le hicieron una debridación (remoción de tejido muerto), que sirvió para encontrarle otro fragmento de un material que “ellos no decían que era vidrio”, porque era flexible.

En ese momento quedó internado en una habitación junto con un paciente que presentaba heridas abiertas y “yo entiendo que adquirí una bacteria aquí (en el hospital)”, continúa Soto.

Mas el dolor llegó a su nivel más crítico el 3 de febrero, cuando el artista tuvo que ser llevado en ambulancia al Centro Médico.

Al tercer día de su hospitalización, la historia comenzó a tornarse complicada. El primer dedo que le amputaron fue el cuarto dedo del pie derecho. “Era como si un tiburón me hubiese mordido y me faltara un canto, y yo decía: ‘¡Dios mío yo no puedo creer que esto me esté pasando a mí porque yo no vine aquí a esto!’”, contó el comediante con tranquilidad, aunque también con momentos de debilidad.

Una vez pasó esa etapa, entró por vez primera a la cámara hiperbárica (tratamiento de oxigenación para ayudar a reconstruir el tejido). Estando allí un técnico lo sorprende con la noticia de que le amputarían otros dos dedos, el tercero y el quinto. Las emociones comenzaron a aflorar.

“Ahí yo me puse en una actitud, empezaron los traumas, las lloraderas…”, recordó quien ha tenido en su compañera Glerysbet Pagán un “ángel” durante esta crisis de salud.

Hacia la Disertación

En efecto, le amputaron otros dos dedos. Soto quiso, de pronto, cambiar de hospital, pero declinó.

“Me ponen la máquina y de los dos dedos que me quedaban, el dedo índice empieza a ponerse negro”, prosiguió. “En cuestión de horas me cortan el cuarto dedo y me hacen otra debridación de la herida”. Al momento sólo le queda el primer dedo o el comúnmente llamado dedo gordo del pie, lo que la obligará a caminar con un bastón y usar zapatos especiales mientras contempla el uso de una prótesis.

“Estoy confiado en Papá Dios y en mis médicos y en que todo ha quedado hasta aquí, pero lo que comenzó con un dedo ya va por cuatro”, dijo Soto.

No todo ha sido gris para el transformista. Su espiritualidad se ha fortalecido como nunca.

“Yo soy una persona de mucha fe y de buen ánimo y estoy bien seguro que Álex Soto es mucho más que un pie, y yo, aparte de ser un artista, soy un profesional… Pero es tan difícil cuando ves que -pausa para dejar escapar el llanto- las cosas no van bien y tienes fe, pero llega un punto en que te desesperas”, admitió.

Una bendición para él ha sido reencontrarse con su madrina, quien le ha hecho sentir la presencia de la madre y padre que no tuvo.

“Dentro de toda esta desgracia, ha sido también una bendición, porque yo no tengo mamá ni papá pero tenía una madrina que nunca, nunca había vuelto a tener contacto con ella y esa señora cuando supo que me iban a amputar el dedo, apareció aquí y no se ha despegado de mí en ningún momento”, compartió Soto en referencia a Cuqui Acevedo.

Otra experiencia que lo sacudió fue la presunta visita de una enfermera que, contrario a sus compañeras, vestía de blanco en lugar de verde, y le entregó un rosario, aunque él no es católico.

“Espiritualmente me he sentido bien lleno, independientemente de que estoy pasando por un mal momento de salud, no he perdido la fe y de que esto va a ser una enseñanza”, afirmó Soto, al tiempo que agradeció el apoyo del personal médico y de enfermeros del hospital, de su amigo Joel Andújar, y de su hermana Tiffany Encarnación.

“Eso de que los homosexuales no van para el cielo, no lo creo porque yo he podido sentir la presencia de Dios conmigo, siendo gay, y ha habido gente que se ha preocupado por mí genuinamente”, agregó el artista.

Las personas que deseen ayudar a Soto a cubrir sus gastos médicos pueden hacerlo a través de la cuenta en el Scotiabank 0851920082.

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Por loveo

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