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La gente era un mar que se movía con personas de todo tipo: niños, jóvenes, chicos en sillas de ruedas, señores de hasta 90 años. Por encima de la edad, del género, de la orientación sexual y de los gustos, la muchedumbre de fanáticos alzaba las manos y grababa con sus teléfonos celulares el helicóptero que los capturaba en cámara desde el cielo oscuro para exhibirlos en dos pantallas gigantes. De ahí en adelante, la energía fue creciendo como una rebeldía pacífica con muchas ganas de vacilar.
Tras ser censurados de San Juan desde el 2009 por el alcalde Jorge Santini, el grupo Calle 13 regresó anoche a la ciudad capital. Desde el Isla Grande Pier, la banda boricua no escatimó, ni le falló a los 25 mil que se presentaron allí para agradecerles su mensaje de conciencia social.
Asomarse por aquellos lares no fue tarea fácil. Algunos llegaron a las 3:00 p.m. para conseguir un buen espacio y ver el concierto que comenzó a las 10:30 p.m. Otros se estacionaron incluso en Puerta de Tierra y Condado. La seguridad estuvo estricta mientras los seguidores tenían que pasar por detectores de metales y hasta botar las meriendas que llevaron.
El show arrancó con el tema Vamo’ a portarnos mal, Nadie como tú y Baile de los pobres, pero no fue hasta el cuarto número que llegaron la críticas más esperada de la noche.
“Puerto Rico, ¿estamos vivos? Esto es muy emocionante e importante aquí. ¡Es una bendición! Gracias por haber venido acá”, dijo René Pérez “Residente” antes de interpretar Digo lo que pienso. “Yo he crecido con las críticas”, señaló rápidamente, “pero hay personas que no tienen fundamentos”.
Entonces se escuchó una grabación del titiritero Antulio “Kobbo” Santarrosa entrevistando a Santini mientras éste insultaba a Residente. El gentío, de inmediato, comenzó a gritar “¡Santini, periquero!” y “¡Santini, fuera de Puerto Rico!”
Luego de lamentar que en la radio no se tocan las canciones poco comerciales, Calle 13 le dedicó Pa'l norte a los inmigrantes a través del mundo.
“En Puerto Rico se está viviendo demasiado violencia. Hay odio. Hay que dedicarle prioridad a la educación. Por eso es que pedimos una universidad accesible y gratuita. Si hubiese mejor educación, hubiese menos violencia. Se lo dedico a todas la familias que han perdido a sus familiares por criminales despiadados, a los estudiantes que han muerto por la causa, a lo que acaba de ocurrir en Conneticut, a Carlos Muñiz Varela… Se lo dedico a mi tío, asesinado. No hace falta delfinario, ni estupideces. Faltan profesores preparados, más escuelas”, sostuvo René previo a rapear La bala.
Luego brindó, según señaló, “con un poco de pitorro” para que “exista un Puerto Rico sin balas y los chamaquitos no se crean los vídeos de los reguetoneros porque eso de maleante no existe, (pues) tienen que educarse para que el gobierno no los coja de pend…”.
Por tanta gente, al menos una decenas de personas tuvieron que ser cargadas fuera del lugar. Sin embargo, no hubo violencia física mientras Residente se presentaba junto a Eduardo Cabra “Visitante” e Ileana Cabra “PG-13”.
Entre la concienciación, La cumbia de los aburridos devolvía el espíritu de fiesta y, poco después, los presentes se llevaron una gran sorpresa. El cantante panameño Rubén Blades apareció vocalizando La Perla.
El espectáculo siguió al ritmo de las canciones El hormiguero, Vuelta al mundo y Tango del pecado. Pero Calle 13 prometía más invitados y el que más deleitó a los fanáticos con sus comentarios fue Tego Calderón. Este rapeó Sin exagerar y no titubeó en usar la misma palabra soez que René utilizó en 2009 para criticar al gobernador Luis Fortuño por haber dejado sin empleo a miles de empleados públicos.
Una versión más roquera de Suave desembocó en el movido número Chulin Chulin Chunfly, seguido por Muerte en Hawaii y Atrévete-te-te, el sencillo que dio a conocer al grupo en 2005.
Tras una falsa despedida, Calle 13 regresó al escenario con la meta de hidratar a sus fanáticos. “Compártanlas, cabr…”, expuso a la vez que le arrojaba decenas de botellas de agua a la multitud. Con todos emocionados y mojados, René le dedicó Calma pueblo “a los 30 mil empleados públicos botados” por Luis Fortuño. Luego presentó su himno: Latinoamérica. Pero no lo hizo solo. Llamó a Lucecita Benítez, quien aportó sus tonos bajos mientras PG-13 entonaba las notas altas.
“Hemos empezado (nuestra carrera) de una manera y terminamos de otra, pero eso no quiere decir que hemos cambiado, sino que hemos aprendido mucho por los viajes. Así que usen sus pasaportes y no para ir a Disneyworld nada más”, dijo René antes de Fiesta de locos. Sin embargo, anoche su público no necesitó pasaporte para transportarse por dos horas y media en un viaje de rebeldía pacífica y pura emoción.
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