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Por Mariela Fullana Acosta / mariela.fullana@gfrmedia.com
El fanatismo es capaz de generar reacciones insospechadas. Provoca gritos ensordecedores, llanto incontrolable, temblor de manos y piernas, brincos, escalofríos, risas a carcajadas y hasta desmayos. Si usted piensa que este cuadro es exagerado, fue porque usted no estuvo esta noche en el concierto del cantante canadiense Justin Bieber, que se celebró en el Coliseo de Puerto Rico.
Todo lo antes descrito fue literalmente la manera en que miles de beliebers –como se hacen llamar los fanáticos del artista- reaccionaron ante la presencia de su ídolo de 19 años de edad, quien se presentó a casa llena por primera vez en Puerto Rico.
Los fanáticos, en su mayoría jóvenes adolescentes, gritaban ante el menor gesto del artista, quien prácticamente no se podía escuchar durante el concierto ante los alaridos de los asistentes que en ocasiones superaba el potente audio del concierto.
“Justin, Justin”, “Justin we love you”, entre otros gritos de admiración fueron la norma en una noche en la que se comprobó que el artista ha logrado hacer de su persona todo un fenómeno, capaz de nublar la razón de sus fanáticas, quienes no temen a caerle como pirañas a cualquier persona cercana a él, como pasó previo al concierto cuando varias de las jóvenes identificaron caminando a un amigo del cantante. El artista, con sus movimientos de caderas delgadas y gestos sugestivos a lo Michael Jackson, hizo delirar a las adolescentes, quienes casi infartan cuando en un momento de la velada el joven tomó una cámara y mostró sus abdominales en pantalla.
El concierto de la gira “Believe” de Justin Bieber inició a las 9:15 p.m. cuando apareció el vocalista en el escenario, vestido todo de blanco. El joven cantante salió acompañado de una batería de bailarines, en un escenario bastante sencillo, con varias pantallas en las que a lo largo del concierto solo se presentaron imágenes del artista, dejando claro que su cara bonita, es parte fundamental de su propuesta.
“Let’s go, let’s go Puerto Rico”, fueron las primeras palabras del artista, lo que llevó al público a prácticamente enloquecer.
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