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20130825_RC_MURALLA_FORTALEZA_MM_1La Fortaleza asumió ayer responsabilidad por la limpieza profunda realizada en la histórica Muralla del Paseo La Princesa, en el Viejo San Juan, que le robó rastros de los siglos de existencia y que, para algunos visitantes, ha pasado inadvertida.

El secretario de prensa del gobernador Alejandro García Padilla, Jesús Manuel Ortiz, explicó que las labores de limpieza, que se prolongaron durante unas tres semanas, surgieron a raíz de una preocupación sobre la seguridad de la longeva estructura.

Para realizar los trabajos, dijo, consultaron al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

“Esto de la muralla surge porque se hizo una inspección, y nos percatamos de que estaban creciendo (en ella) materia vegetal y enredaderas. Surge la preocupación que suceda lo mismo que ocurrió en (la casa-museo) Casa Blanca, donde parte de la muralla se rompió por las raíces que crecieron”, precisó Ortiz en entrevista telefónica con este medio.

Según el portavoz de prensa, fue el propio DRNA el que recomendó al arbolista Armando Ascencio, propietario de la compañía Siempre Verde, para que completara el proyecto.

El plan de restauración de la muralla, indicó Ortiz, consistía en “primero, remover toda la materia vegetal que había; segundo, remover todo el material contaminante, sucio, hongo, excreta de palomas y, tercero, la restauración en coordinación con el National Park Service (Servicio Nacional de Parques, del Departamento de lo Interior de Estados Unidos)”.

Al cuestionársele si consultaron con el Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos, previo a realizar el lavado, el portavoz de prensa de García Padilla afirmó que el tramo de la muralla que limpiaron y que se extiende desde la Puerta de San Juan hasta la sede de la Compañía de Turismo, en el Paseo La Princesa, y sobre la cual ubica La Fortaleza, pertenece al Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Dijo, sin embargo, que el contratista notificó el proyecto en agenda a un supervisor de la dependencia federal, de apellido Flores. “Ellos sabían que los trabajos se estaban llevando a cabo”, sostuvo.

Este medio hizo múltiples intentos por contactar a Walter Chávez y a Dilcia González, del Servicio Nacional de Parques para obtener una reacción, pero no se obtuvo respuesta.

Hacia la Disertación

Ortiz apuntó que, incluso, se hicieron consultas a esa oficina federal en torno a los “materiales necesarios para mantener la integridad de la muralla”.

En cuanto al equipo utilizado para la limpieza, precisó que se utilizó una máquina de presión con “un pistero especial de 1,200 libras de presión que se utiliza en un ángulo que lo único que busca es eliminar los hongos, el sucio”.

Consultado por este medio, el arqueólogo Luis Chanlatte descartó que el lavado le reste valor histórico a la estructura, pero opinó que no se debió eliminar las capas de materia que se quedan con el paso del tiempo, pues ellas se convierten en parte de la estructura histórica.

“Le han quitado la máquina del tiempo, el color que ha cogido a través de los siglos”, expresó.

A juicio del experto, el principal error fue el uso de máquina de lavar a presión, pues se trata de una estructura antigua, de los siglos 16 y 17, que no está hecha de cemento “sino de cal y arena, que no tienen la solidez y consistencia que tiene el cemento”, y la presión del agua podría remover parte de la mezcla y afectar la consistencia de la estructura. “Si esa máquina de presión comienza a sacar la mezcla que une las piedras de la muralla, las piedras pueden quedar en el aire y comenzar a caer… Hay un peligro”, explicó.

Ayer, la diferencia en tonos entre las partes de la estructura lavadas y las que se conservan en su estado original era evidente, pero –contrario a la oposición que podría generar entre defensores del patrimonio histórico del país- para muchos visitantes del Viejo San Juan el cambio era positivo.

“Le habrán quitado lo que le habrán quitado, pero se ve bonito. Estaba bien sucio y ahora se ve bien chévere”, dijo sonriente una mujer que no quiso ser identificada mientras observaba la muralla. A su lado, otra fémina, soltó: “Yo ni cuenta me había dado. No soy tan observadora”.

Más adelante, Pedro Cruz, vecino de San Juan, explicaba a sus familiares los detalles de la histórica estructura, y se expresaba sorprendido de que, tras la limpieza, se podían ver varias firmas con las fechas 1937 y 1934.

“Pienso que (la limpieza) está bien. Le quita la naturalidad de su antigüedad, pero la Muralla se ve bien”, afirmó Cruz.

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Por loveo

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