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Llegan por sorpresa a un sitio donde se toman decisiones cruciales para millones de personas, o al que acuden destacados mandatarios o representantes del poder, llevan sus cabezas adornadas de flores y lanzan gritos contra los sectores que -según ellas- explotan y oprimen a las mujeres.
Disponen de pocos minutos, incluso segundos -los que median entre su imprevista entrada en escena y la llegada de las fuerzas de seguridad que las suelen detener- para lanzar al mundo sus breves, pero contundentes, mensajes pintados sobre su piel y tomar las fotos testimoniales que luego difundirán.
Se autodefinen como un movimiento de mujeres, que funda un nuevo feminismo y está integrado por activistas que defienden con su pecho la igualdad política y sexual en el mundo, y que son "soldados física y psicológicamente, que luchan por llevar a cabo acciones civiles con un alto grado de dificultad y provocación".
Así actúan las activistas de FEMEN, el movimiento feminista mundialmente famoso porque sus integrantes realizan sus protestas escribiendo sus consignas sobre su torso desnudo, para que su mensaje sea más impactante y, a la vez, simbolice la liberación femenina.
Algunas de las protestas más recientes y famosas de la organización, fundada en Kiev en 2008 por la economista ucraniana Anna Hutsol y cuya máxima responsable actual es la también ucraniana Inna Shevchenko, han consistido en desnudar su torso ante el presidente ruso Vladimir Putin, con el lema de "Fuck dictator"; reivindicar en el Vaticano los derechos de los gays; o protestar contra la prostitución durante la Eurocopa 2012.
Desde su fundación en Ucrania, FEMEN ha cobrado fuerza en Francia, y está presente en Alemania, Bélgica, Túnez, Suecia, Italia, Brasil, Canadá y, desde mayo de 2013, en España, donde cuenta con una decena de activistas de entre 21 y 35 años de edad, en su mayoría jóvenes universitarias.
“Es un movimiento internacional de mujeres en ‘top-less’ que lucha por desarticular y acabar con el patriarcado, cuyos tres agentes mayores son: la Iglesia y sus instituciones; la industria del sexo; y las dictaduras. Pintamos sobre nuestros cuerpos nuestros slogans y vamos coronadas con flores”, explica a EFE, Lara Alcázar Miranda, estudiante de Historia del Arte de 21 años y la líder de la rama española.
“Buscamos mostrar la verdad del sistema, crear un mensaje universal que promueva la lucha contra él y contra las injusticias y la violación de los Derechos Humanos. Queremos que la desnudez sea poderosa, que nuestros cuerpos nos pertenezcan y poder expresarlo cuando queramos”, añade Alcázar.
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