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En la isla de Culebra se vive a otro ritmo. La gente anda tranquila en la calle, sin prisa, sin tapones y sin el bullicio típico de la ciudad. En el aeropuerto, en el embarcadero, en la tienda de la esquina o en cualquier restaurante, uno se encuentra a los residentes hablando de lo cotidiano y de los problemas que los aquejan, siendo la primera el transporte marítimo. Los turistas también transitan con pasividad por las calles, caminando en pantalones cortos y en chancletas, enajenados de la realidad y viviendo la clichosa estampa paradisiaca.
Dentro de esa escena, interrumpir conversaciones para saber si alguien había visto a la ex reina Zuleyka Rivera y al cantante David Bisbal parecía totalmente absurdo. Al escuchar esos nombres juntos en una oración, había todo tipo de reacción: la sorpresa, la indiferencia o la risa.
“¿A quiénes?”, fue la primera contestación de un señor que no quiso ser identificado tan pronto supo el tema del reportaje. “Eso a mí no me importa”, soltó. Pero ese caballero fue la excepción.
En el aeropuerto, al preguntarle a la joven Nani Pérez –quien labora allí en un establecimiento de comida– por los protagonistas de esta historia, rápido señaló que habían llegado el jueves en la noche en un avión privado y que estaban en Zoni Beach.
“Aquí alguien puso una foto (en Facebook), mira”, dijo y la buscó en su celular para mostrarla. Pero la imagen resultó ser una de las primeras que salieron a la luz pública, en la que Zuleyka Rivera y David Bisbal salían montados en una motora acuática en una playa de Miami.
Una señora, con un sombrero tipo pamela, escuchó la conversación y no dudó en acercarse para decir: “Yo los vi anoche cenando en el restaurante El Edén. Ella no podía pasar desapercibida porque se veía regia con un pantalón corto crema de encaje y bien maquillada y arreglada”, comentó.
“Él estaba en mahones y en t-shirt y andaban como 12 personas con ellos y yo vi un bebé. Mi nena se le acercó a ella, y ella fue muy nice, pero no dejó que le tomaran fotos”, agregó y luego se fue como si nada a su asiento en espera del próximo vuelo que la llevaría a San Juan. Tampoco quiso ser identificada.
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