La renuncia de Héctor Ferrer Ríos a todos sus puestos electivos fue como la "crónica de una muerte anunciada". ¿A quién sorprende? A nadie, porque tratándose de un tema tan importante, como la violencia doméstica, ¿qué otra cosa podíamos esperar? Sin embargo, es lamentable que ante el árbol caído los políticos hagan leña. Sí, porque todos esconden sus trapos sucios mientras fingen ser más puristas que el Papa. ¡Por favor, subestiman al pueblo!
La violencia doméstica es un problema tan serio que hasta cobra vidas. Es obvio que por tratarse de un político el incidente ha ocupado la atención pública. Pero la ley es la ley y debe tratar igual tanto a Ferrer como a Juan de Pueblo. ¿No lo creen?
Si Ferrer tiene que retirarse, pensar y arreglar sus pendientes creemos que su ex compañera, Elisa Hernández, también debe hacer lo propio. Pedir una orden de protección es un asunto muy serio, no es como ir hoy a comprar un par de zapatos y devolverlos mañana… Es una decisión difícil que una vez se toma debe ser firme por el bien de todos los implicados. ¿No les parece?